¿Por qué nos aferramos a una persona?

¿Por qué nos aferramos a una persona?

Apegado a la realidad vs. apegado

Ser pegajoso significa que, en general, tienes el hábito de llamar a tus amigos con demasiada frecuencia, de querer salir todo el tiempo, de sentir celos cuando pasan tiempo con otros, o de ser inseguro y necesitar seguridad emocional constantemente.

El comportamiento pegajoso hace imposible tener una verdadera amistad. Esto se debe a que una de las personas no respeta los límites de la otra o actúa de forma falsa porque tiene miedo de perder la amistad. Cuando uno de los amigos es pegajoso, pone a prueba la relación, provocando una tensión que acabará por poner fin a las cosas de forma definitiva.

Las buenas amistades sólo pueden desarrollarse si ambas personas son independientes y “completas” por sí mismas, lo que significa que ya tienen opiniones y gustos cuando entran en la amistad. No necesitan que otra persona les “complete”, sino que disfrutan de la compañía de los amigos porque les aporta algo a su vida.

Cuando ambas personas se sienten seguras en la amistad (lo que significa que disfrutan de la cantidad de tiempo juntos y a solas que tienen), serán más auténticas (y actuarán como ellas mismas, se sentirán libremente cómodas con su verdadera personalidad) y, por lo tanto, podrán dar y recibir como individuos iguales. Ésta es la mejor versión de la amistad, cuando las personas aprenden y crecen unas de otras pero no pierden su individualidad.

Comportamiento de aferramiento

Reproducimos los errores del pasado una y otra vez en nuestra cabeza, permitiendo que los sentimientos de vergüenza y arrepentimiento moldeen nuestras acciones en el presente. Nos aferramos a la frustración y a la preocupación por el futuro, como si el acto de fijación nos diera poder de alguna manera. Mantenemos el estrés en nuestra mente y cuerpo, creando potencialmente graves problemas de salud, y aceptamos ese estado de tensión como la norma.

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3. Llorar. Según el doctor William Frey II, PH.D., bioquímico del Ramsey Medical Center de Minneapolis, al llorar los sentimientos negativos se liberan las sustancias químicas nocivas que se acumulan en el cuerpo debido al estrés.

10. Expresa tus sentimientos a través de una salida creativa, como escribir en un blog o pintar. Añade esto a tu lista de tareas y táchalo cuando hayas terminado. Esto será un recordatorio visual de que has elegido activamente liberar estos sentimientos.

11. Siéntelo plenamente. Si reprimes tus sentimientos, es posible que se filtren y afecten a todos los que te rodean, no sólo a la persona que inspiró tu ira. Antes de poder soltar cualquier emoción, tienes que sentirla plenamente.

Qué hace que una mujer sea pegajosa

A menudo nos referimos a la sensación de que necesitan atención constante o de que dependen de ti para ser felices. El apego puede manifestarse de diversas maneras, pero puede incluir la petición constante de seguridad, la necesidad de mantener el contacto todo el tiempo o el hecho de apoyarse mucho en ti para mantener su bienestar emocional. A veces, puede significar literalmente aferrarse a una persona, exigiendo constantemente contacto físico y afecto.

El efecto de este “aferramiento” suele ser que acabas sintiéndote un poco agotado, cansado de las exigencias emocionales de mantener a tu pareja feliz, o incluso empiezas a sentirte resentido por haberte puesto en esta situación.

Y en el extremo del espectro, en el que tu pareja necesita saber constantemente dónde estás, o se enfada si no cumples todas sus expectativas o deseos, puedes empezar a sentirte bastante controlado.

A menudo, la causa es la baja autoestima o la inseguridad. Expresar una fuerte necesidad de atención puede ser una manifestación del miedo a que la pareja no te quiera o a que te deje. Esto puede ser algo con lo que esta persona lucha en general y lo ha hecho durante mucho tiempo, o puede ser algo causado por una experiencia de relación específica en su pasado: una pareja que le engaña o que rompe las cosas sin previo aviso, por ejemplo.

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Qué hace que alguien sea pegajoso

Todos nos enfadamos de vez en cuando, algunos más que otros. Tanto si estamos tristes por la pérdida de un ser querido, como si estamos enfadados con los amigos o la familia, o temerosos por el estado del mundo, a menudo nos sentimos bien al desahogarnos.

Ello se debe a que compartir nuestras emociones reduce nuestro estrés, al tiempo que nos hace sentir más cerca de las personas con las que compartimos y nos proporciona un sentido de pertenencia. Cuando abrimos nuestro interior y la gente responde con simpatía, nos sentimos vistos, comprendidos y apoyados.

Pero “compartir” abarca muchos modos diferentes de comunicación. ¿Son algunos más saludables que otros, a largo plazo? La ciencia sugiere que depende, en parte, de cómo se comparta y de cómo responda la gente. Expresar nuestras emociones a menudo a los demás puede hacer que nos sintamos peor, sobre todo si no encontramos una forma de adquirir cierta perspectiva sobre por qué nos sentimos así y tomamos medidas para calmarnos.

Nuestras emociones son valiosas fuentes de información que nos alertan de que algo va mal en nuestro entorno y necesita nuestra atención. Tanto si tenemos que enfrentarnos a alguien que nos maltrata como si tenemos que escondernos para evitar el peligro o buscar el consuelo de nuestros amigos, sentimientos como la ira, el miedo y la tristeza nos ayudan a prepararnos para afrontar el momento.